sábado, 17 de julio de 2010

La nouveau discothèque


Falta de oxigeno, dióxido de carbono en demasía, calor, exceso acústico, un sin fin de peculiaridades hacen del trayecto casa-trabajo, trabajo-casa un viaje inolvidable. En ocasiones se produce la pérdida espacial, olvido que me encuentro en el metro y retrocedo a mis años de jovenzuela: personas que se magrean al son de los decibelios que emite el mp3 de algún foráneo (tal vez con buenas intenciones de compartir su musica regge con todos para que apreciamos la calidad del género, aún así, sigo sin entender el porqué de la utilidad de los cascos); individuos que empujan vertiendo el contenido de sus vasos en tus extremidades inferiores (para refrescarte, supongo); aparatos de aire acondicionado que se estropean en horas punta... Jóvenes del mundo por qué gastaros la semanada en lugares lúgubres, teniendo el metro, cuyo coste es mucho más económico que el de los pubs. Disfrutemos de los servicios que nos proporciona el estado: gentío, música, alcohol, calor…


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